Siempre me ando tropezando en todos lados. Soy la mejor amiga del suelo que piso. Así que si algún día me hago famosa, nunca lo voy a perder, siempre estará acechándome el momento de regresar a él en la forma más estrepitosa.
Además de que tengo talento para perder el glamour en las ocasiones más inesperadas, también me da por golpear seguido las patas de nuestra mesita de centro y tirar lo que hay en ella. Yo trato de ponerle una definición algo "cute" a mi defecto y digo que tengo una pata traviesa. El esposo responde: "más bien es la pata pendeja". (De cariño, claro, así nos llevamos) =) Quiero pensar que, como la canción de Fergie, "I'm clumsy 'cause I'm fallin' in love".
Ayer, mientras veía Desperate Housewives en la recámara y el esposo estaba en la sala viendo cualquier otra cosa, escuché de repente un ruido (plástico contra el piso), seguido de un ahogado: "mierda! mierda! mierda!" (como para que yo no escuchara).
La satisfacción anticipada que me daba la sospecha de que algo bueno me estaba esperando afuera, venció mi pereza y mi fanatismo por la serie que estaba viendo en televisión.
Despegar mi trasero de la cama valió la pena.
Abriendo la puerta, me encontré al esposo en cuclillas, trapeando el piso lo más rápido que podía (aunque no pudo evitar que lo atrapara in fraganti).
Había tropezado con su vaso de agua mineral, y ahora había un inmenso charco en nuestro desnivelado piso.
-¡AJA! (dije yo, muerta de la risa) ¡Conque no soy la única que tiene una pata traviesa, ehhh! Ups, perdón... ¿que no se llama pata pendeja?
Mis carcajadas ahogaron sus refunfuños... ¿quién lo manda a cavar solito su propia tumba? Jajajaja!
jueves, 3 de abril de 2008
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