Debbie Smith era muy feliz trabajando como bibliotecaria en Missouri. Todo iba muy bien, hasta que a sus jefes se les ocurrió organizar una "Noche Harry Potter" para promover el último libro de J.K. Rowling. Ella se rehusó a participar porque sus creencias religiosas le impedían promover la brujería entre los niños.
A partir de ahí, todo fue cuesta abajo, le hicieron la vida de cuadritos hasta que la despidieron. Y ahora ella está demandando a sus ex-jefes.
A pesar de haber defendido con tanta vehemencia sus creencias religiosas, parece que la oración no es suficiente consuelo para ella... Padre Nuestro: Show me the money!
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