Comentando pedacitos de mi vida...

Daisypath Anniversary tickers

viernes, 30 de abril de 2010

Declaro la guerra en contra de mi peor enemigo, que es...

A propósito del Día del Niño recibí un correo que habla con nostalgia acerca de las frases que pronunciábamos en la niñez. Entre ellas, la que da título a esta entrada, y la conocida "un, dos, tres por mí y por todos mis compañeros".

Aunque el propósito del mail es recordarnos tiempos simples y felices, hubo una frase que me hizo pensar en las tempranas discusiones infantiles que no era fácil arreglar y donde siempre alguien terminaba enojado. La frase servía tanto para escoger (bueno), o eliminar (malo) a alguien. Nuestras decisiones se regían por un simple: "de tin marín, de do pingüé, cúcara mácara, títere fue... yo no fui, fue teté, pégale, pégale que ella merito fue".

Ustedes, ¿decían "merito", o no? ¿O era una "mapachada" que aplicaban a discreción, dependiendo de quién querían que ganara o quedara fuera?. En todo caso, era más legal el "Zapatito blanco, zapatito azul, dime cuántos años tienes tú" y dependiendo de la edad del señalado, se hacía el conteo y ¡aquí no había manera de hacer trampa!

También recordé un juego de manos al que por cierto le falta el final (¡no lo recuerdo!):
Pedro Infante ya murió
fue estrellado en un avión
María Luisa le lloró
su mamá se desmayó
cuántas velas le prendieron?
Una, dos, tres, cuatro
En la calle veinticuatro
una vieja mata un gato
con la punta del zapato
su zapato se rompió...
(¿alguien sabe cómo termina?)

O si no, el comercial que -al menos mis amigas y yo- hicimos juego de manos:
Mira todo el mundo
comiendo sus Sabritas
son las papas fresquecitas
que tienen un sabor sin igual
sensacional!
a que no puedes comer sólo una
a que no puedes comer sólo una
Sabritas, papas Sabritas,
a que no puedes comer sólo una!

Claro que al menos, iba acompañado de una coreografía medio complicada. Hace poco se la quise enseñar a mis sobrinas, y ¡zas! que me enseñan un juego más sofisticado... siempre perdí, me hice bolas... ¡me frustré!

Bueno, ya me voy a jugar un rato hacer cosas de adulto antes de que la nostalgia no me deje levantarme de la silla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y la vieja se asustó
y del susto que se dió,
hasta el chicle se tragó!

Jojojo ahí está el final, tía consentida; en mi infancia detestaba esos juegos, pero llegué a aprender las rimas porque las intercambiaba por una "barrida del patio" por parte de mi hermana mayor.
Saludines y muy bueno el blog, eh?

Myra dijo...

Gracias por completarlo!! :) De hecho ya recordé que algunas amiguitas decían:
"y hasta el chicle se tragó-gó-gó!" jajaja!!

A mí me encantaban los de manos porque ponían a prueba mi destreza... en esos sí era buena pero no me pusieras a brincar con un elástico...! jeje