Leí la noticia de un niño que con tal de no regresar a la escuela después de estas vacaciones decembrinas se pegó la mano al poste de su cama con pegamento industrial... Dijeran las fresas cursis: “¡mi vidaaa!”
Hubo quienes comentaron la nota con gracia, no faltó quien lo hiciera con sarcasmo: “si no le gusta estudiar, de grande puede ser maestro o perredista”.
Yo solamente pude pensar: “¡¿cómo puede alguien tener tantas ganas de NO regresar a la escuela?!”. Digo, una cosa es fingirse enfermo, ¡pero otra muy diferente es atentar contra uno mismo para lograr ese fin!. Yo que siempre esperaba ansiosa regresar a la escuela (al menos cuando estaba en la primaria), no lo puedo entender.
O tal vez es (como dice el esposo) otra muestra más de lo ñoña que soy...
miércoles, 9 de enero de 2008
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