Matando el tiempo como naquitos

Después de comer, recorrer la plaza, pasar horas en Mixup y botanear mango enchilado, aún nos quedaban 90 minutos para que empezara la película que íbamos a ver.

Entonces hice lo impensable: saqué la cámara en pleno Cinépolis (¡Santos nacos provincianos, Batman!). Creo que por eso Alex y mamichi tienen la sonrisa forzada:

Al esposo y a mí no nos importó compartir la foto con las demás parejas sentadas alrededor:

Prometo que no lo vuelvo a hacer.