Aunque el mero día de nuestro aniversario no pudimos festejar porque estuve malita de la panza, el esposo preparó un fin de semana de relajación y descanso en el
Hotel Villas Palmira. Excelente comida, un masaje delicioso y la compañía del amor de mi vida... ¿qué más podría pedir?.
En esta foto estamos muy felices junto a la alberca, justo antes de ver aparecer a dos perros blancos enormes que según yo, estaban hermosísimos. Al esposo le parecieron osos polares y salió disparado hacia la habitación.

Dentro del hotel se encuentra un restaurante que funciona bajo el concepto "slow food". Se llama L'invito, y es atendido personalmente por sus propietarios, Silvia y Carlos. Ella es italiana y él es uruguayo, así que prepárense para el mejor risotto y carnes que puedan comer.

Eso sí, hay que sentarse a la mesa por lo menos una hora antes de tener hambre, porque todo lo preparan al momento, pero definitivamente la espera vale la pena, es una experiencia deliciosa. Además, la atención de Silvia y Carlos es g-e-n-i-a-l. Nosotros terminamos metidos hasta la parrilla.
Y después de un fin de semana tan especial, sólo me queda decir: gracias al Ing. Daniel Goeritz por sus atenciones, a Silvia y Carlos por la agradable velada y una cena exquisita, y sobre todo, ¡¡al esposo por hacerme tan feliz!!