La beba asistió a nuestra boda con tan sólo 22 días de nacida, pero no pudimos conocerla porque para protegerla del ruido, los compadres la tuvieron todo el tiempo debajo de la mesa (¡!). Yo la conocí a los dos meses de edad, pero ese día se la pasó dormida. Ahora que finalmente la conocimos con los ojitos abiertos, en su bautizo, nos cautivó. Es una verdadera chulada.


Definitivamente, si algo saben hacer los compadres, es hijos... ¡les quedan chulos re-bonitos!
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