A la gorda le encanta recibir apapachos, y durmiendo en mi panza es de lo más feliz. No puedo negarlo, yo también soy muy feliz cargándola. Es una perra adorable, tranquila, educada, y cariñosa:
Lo único malo de la Chepis es que no le gusta que la peinen. Sus papás tienen que hacer un esfuerzo entre los dos para lograr deshacerle los nudos de las patas.
Además, como que a la Chepis le agarró el síndrome de "intestino tímido". La sacábamos a veces hasta cuatro veces en un día, y ¡nada!. En cambio, la gorda bautizó todos los arbolitos de la cuadra. Eso si, llevamos nuestra bolsita para recoger sus deshechos.
No sea que las vayan a clonar a partir de ellos.